Sus restos fueron hallados en la fosa del ex Arsenal y hoy retornarán a la Provincia, para recibir el último adiós.
TUCUMAN.- Rosario Argañaraz, un abuelo de la localidad de Simoca, nunca pudo ser velado ni despedido por sus 9 hijos.
Fue secuestrado en enero de 1977 por militares y policías junto a su hijo Miguel, torturado e interrogado en el Ex Ingenio Baviera.
Su hijo fue liberado dos meses más tarde, pero de Rosario no se volvió a saber nada, hasta que 35 años después se realizó la encontró la fosa común en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga.
Tras las pericias de ADN, finalmente la Justicia notificó a la familia que uno de los cuerpos hallados eran los de Rosario.
Gendarmería entregará hoy sus restos a su nieta, María de los Ángeles Argañaraz, y su familia hará oficiar una misa a las 10.30 en la Iglesia Nuestra Señora de La Merced, para luego ser velado. La inhumación se hará en el cementerio de Simoca.
Aída Inés Villegas había nacido el 22 de julio de 1954.
Se había criado en el corazón de la capital de Catamarca, dueña de una gran sensibilidad que le permitía conocer hasta la raíz todo lo que pasaba a su alrededor. Amaba la vida, siempre leal, se miraba en el otro más allá de cualquier especulación. Era tierna, apasionada, brillante, sensible, honraba la amistad, amaba a su padre, abuelita “Rubia”, hermanos y al “Flaco”.
Cursó la primaria en la Escuela Rivadavia y la secundaria en la Escuela Normal Clara J. Armstrong, en donde este año se descubrió una placa que la rememora. Su compañera del 5to “D” la recuerda ”… en el aula, cuestionando ideas que le parecían injustas, adhiriéndose al revisionismo histórico, interiorizándose sobre los movimientos sociales del mundo, llorando cuando murió su madre, y obteniendo un premio en los Juegos Florales de Poesía del Diario La Unión, con su poema “La Patria”….”
Al finalizar sus estudios secundarios, y luego de realizar su viaje de egresada por los Valles Calchaquíes comienza a militar en la JP pasando luego a integrar la organización Montoneros.
Lectora incansable, estudiosa, en su adolescencia fue alumna de la Alianza Francesa, y su afinidad por el arte la llevo a estudiar dibujo, logrando manejar la técnica del plumín. Luego se traslada a Tucumán en donde cursa sus estudios universitarios, obteniendo el título de Psicóloga a mediados del año 1976. Al cumplirse los 30 años del golpe militar, el Colegio de Psicólogos de Catamarca descubrió una placa con su nombre (entre otros), en homenaje a los psicólogos victimas del terrorismo de estado.
Su hermana, Claudia Villegas preside la asociación de defensa de los derechos humanos “La Obra”, entidad que también integra su sobrina, Clarisa Robert; la beba que Aída sostiene en brazos en la última foto que le fuera tomada y a quien amaba profundamente.
Su Secuestro
El 2 de noviembre de l.976, entre las 14.30 y 15 hs, un grupo de personas armadas, vestidas de civil, con el rostro cubierto, portando armas cortas y largas, ingresó al domicilio de Catamarca 386 en la capital de Tucumán, en donde Aída Villegas vivía junto a su abuela Amelia Babot de Herrera, y sus hermanos.
La golpearon y le aplicaron descargas eléctricas con el cable de un velador. Luego la sacaron de la casa, con la cara ensangrentada y amordazada y la introdujeron en uno de los autos sin patente que esperaba afuera. Había dos vehículos más y un camión del Ejército con soldados armados en ambas esquinas de la cuadra.
Según testigos, fue trasladada al Centro Clandestino de Detención (CCD) de Jefatura General de Policía de Tucumán. Fue vista también en el CCD Ingenio Nueva Baviera. El testigo Juan Carlos “El Perro” Clemente, la nombra con la sigla DF (Destino Final), lo que en la jerga militar significaba la ejecución. En julio de ese año, Aída había cumplido 22 años.
Jorge Villegas, hermano de Aída, también fue detenido en forma violenta y secuestrado del mismo domicilio, el 8 de junio de 1.977. Ambos continúan desaparecidos.
El caso de los Hnos. Villegas integra la nómina de las 215 víctimas del terrorismo de estado en Tucumán, cuyo juicio se realizó durante el año 2013, y en donde se juzgó a 41 imputados en la Megacausa Arsenales II, condenándose a 37 represores.
Su hermana Claudia Villegas, querellante en el juicio, dijo al finalizar su declaración: “Yo exijo, porque necesito, que se me diga dónde están y qué hicieron con mis hermanos…y además que nunca más individuos feroces y perversos atenten y avergüencen a la condición humana como estos hombres lo han hecho”.
Desaparecida el 1/10/76 (o el 24/09/76 o el 16/2/77)
Tenía 2- años
Ana provenía de Santiago del Estero.
Estaba cursando el tercer año de Medicina en la UBA.
Fue secuestrada de la UBA y aparentemente llevada en algún momento al CCD “Club Atlético”.
De allí fue trasladada el 18/3/77 junto conElena Kalaidjian,Julio Panebiancoy Norberto Gómez, a la calle Labardén al 300 en Parque Patricios, cerca de la cancha de Huracán, donde los cuatro fueron ‘asesinados’.